El aguacate y el acné
 


Nutrióloga Lic. Cecilia García Schinkel

Qué preocupación causa el acné. Cuando uno tiene un brote intenso lo que más quisiera es poder borrarlo inmediatamente y a toda costa. Por eso es que uno se hace muy vulnerable a información incorrecta o imprecisa y está dispuesto a tratar cualquier cosa. Los jóvenes, en particular, con tal de no padecer o minimizar los brotes de acné eliminan alimentos de la dieta, se ponen todo tipo de productos sobre la piel, incluso pasta de dientes y sustancias muy agresivas como ácidos, y se someten a intensos “tratamientos” de estrujamiento que más que beneficiar, perjudican la piel del sujeto.

Algunos alimentos resultan perdedores en esta ecuación. Ese es el caso del chocolate y sobre todo, del aguacate. Muchas personas creen que comer aguacate puede contribuir a aumentar el volumen de barritos o su tamaño y que entre menos consuman mejor.

Y eso no es cierto. Es más a continuación le demostraremos que el aguacate, consumido con moderación y junto con otras medidas, puede ayudar a aliviar y controlar el acné.

El acné es una infección bacteriana que se agrava por los cambios hormonales. Debajo de la piel tenemos unas glándulas que producen grasa siempre y que sirve para lubricar y humectar nuestra dermis. Sin esa grasa la piel estaría dura, seca y sin flexibilidad, mucho más expuesta al ataque de agentes infecciosos y mucho menos efectivos como barrera protectora.

La cantidad de grasa que cada organismo produce en estas glándulas sebáceas está determinada individualmente. Tiene mucho de genético, pero también, mucho de hormonal. Cuando se sucintan grandes cambios hormonales, como en la pubertad, durante la ovulación, o al final de los ciclos hormonales, la cantidad de grasa producida aumenta drásticamente.

Esta grasa subcutánea (debajo de la piel) surge a través de los poros. Estos a veces se tapan y la grasa se congestiona. Si el poro esta abierto, entonces la grasa se manifiesta como un punto negro (con lípidos oxidados en la superficie). Si el poro se tapa entonces surge un puntito blanco, una espinilla. El problema viene cuando el poro se congestiona mucho y en su interior se dan las condiciones anaerobias (sin aire) suficientes para que se desarrolle y, multiplique la bacteria de la familia del clostridium que produce pus. Este pus, que se mezcla con la grasa, causa inflamación, dolor, enrojecimiento y una verdadera infección.

Cuando alguien que tiene un barrito infectado y con pus se lo toca y luego toca otras zonas de la cara, se propaga la infección, haciéndola más severa y en toda la superficie de la piel. Estos brotes de acné infeccioso son comunes en la cara, en el pecho y en la espalda alta y coinciden con los momentos en la vida de mayores cambios hormonales.

Para evitarlos es importantísima la higiene. Unos poros más limpios, con menos piel muerta que los puedan tapar, permitirán mejor el paso de la grasa producida y su desecho. Unos poros bien abiertos difícilmente se congestionarán y darán las condiciones necesarias para el desarrollo de las bacterias causantes de la pus. La limpieza debe incluir lavados y exfoliación (eliminación de células muertas).

El consumo excesivo de grasas y alimentos grasosos podría contribuir a la excreción excesiva de las mismas a través de la piel, pero más bien la evidencia muestra que la cantidad de grasa que cada piel produce depende de su información genética y no tanto de la dieta. En todo caso, son las grasas de origen animal o las muy procesadas (que se han calentado mucho o que se encuentran parcialmente hidrogenadas) las que muestran tener una mayor relación con la aparición de brotes de acné. Las grasas de origen vegetal, como el aguacate, consumidas como parte de una dieta variada y balanceada, no parecen tener ningún efecto sobre la producción de grasa en la piel.

En los últimos años se ha visto también que las vitaminas antioxidantes, en particular la vitamina A, el retinol, y sus precursores, los carotenos y licopenos, son sumamente eficientes en el control del acné, pues, ayudan a mantener la flexibilidad de las membranas, evitando se congestionen los poros; y también ayudan a combatir las infecciones de la piel y a eliminar los microorganismos característicos del acné, pues fortalecen a las estructuras de la piel haciéndolas mucho más resistentes.

Muchas cremas y muchos productos especializados contienen grasas vegetales y vitamina A, retinol, para prevenir y controlar el acné. La verdad es que lo mejor es consumir las vitaminas en los alimentos, y que la protección venga desde dentro, desde el interior del cuerpo, donde se produce la grasa y donde se congestionan los poros, dando cabida al desarrollo de bacterias. Los alimentos ricos en vitamina A, por lo tanto, son muy recomendables para quien padece de acné. Y entre ellos destaca el aguacate, por su contenido de grasas insaturadas de cadena larga y por su contenido elevado de vitamina A, un poderoso antioxidante que fortalece las membranas, dando flexibilidad a la piel y ayudándola a combatir los agentes infecciosos que agravan esta enfermedad.

Y como premio, para quien lo consuma, la vitamina A presente en el aguacate también le ayudará a cicatrizar correctamente las heridas ya formadas en la piel, y a eliminar las cicatrices ya existentes con el menor daño posible, para poderlas olvidar por completo y para siempre muy pronto.